Si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo.
Los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.
Señor, tú que por nosotros
Te ofreciste en sacrificio,
Llénanos de tu fervor
Para poner a tu servicio
Nuestros días, nuestros bienes,
Nuestros cuerpos, nuestros corazones.
Ayúdanos a caminar,
A pesar de nuestra debilidad
Contando con tu fuerza,
Y que por ti sin cesar
Seamos más que vencedores.
Haz que el solo deseo,
Más que cualquier otra cosa,
De todo hijo de Dios que en ti reposa
¡Sea amarte y servirte!
“Para mí el vivir es Cristo”:
¡Que esta sea la divisa
De todos tus redimidos!
Que cada uno lo diga,
Y que todos sepan cumplirlo.
Ya que pronto aparecerás
Ante nuestros ojos,
Deseamos, Salvador y Maestro glorioso,
Servirte, amarte, conocerte
Cada vez mejor.
(Traducción literal del francés)