La Buena Semilla: Jueves 16 Enero
Jueves
16
Enero
A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
Juan 1:18
El Dios invisible

El cosmonauta soviético Gherman Titov, con motivo de una visita a los Estados Unidos en el año 1962, declaró que no había visto a Dios en el espacio. Al decir esto, ciertamente no tenía la intención de confirmar el versículo del encabezamiento. Sin embargo, ¡fue lo que hizo sin quererlo!

Muchas cosas creadas, e incluso también los ídolos paganos, tienen la propiedad de ser visibles. Pero la Biblia afirma que solo el verdadero Dios, el Creador del universo, posee la inmortalidad, y que habita en luz inaccesible. Nadie lo ha visto, ni puede verlo (1 Timoteo 6:16). En la grandeza de su Ser, está fuera del alcance del hombre. Dios es soberano, los seres humanos nunca podrán asirlo, de ninguna manera.

No obstante -y sería inconcebible para nosotros si la Biblia, la Palabra de Dios, no nos lo afirmara- nuestro gran Dios, invisible, se dio a conocer al hombre mostrándole su propia imagen en la persona de Jesús, quien vino a la tierra. “El unigénito Hijo, que está en el seno del Padre”, es indisolublemente uno con él. Él es la “imagen del Dios invisible” (Colosenses 1:15).

Dios es único, y su Hijo, mediador (o intermediario) entre Dios y los hombres, también es único. Jesucristo Hombre se dio a sí mismo en rescate por todos (1 Timoteo 2:3-6). Él dio voluntariamente su vida en sacrificio en la cruz para quitar el pecado del mundo. Todos los que lo reciben como su Salvador se convierten en hijos de Dios, lo conocen como Padre.

“La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente” (Tito 2:11-12).

Génesis 20 – Mateo 11 – Salmo 10:1-11 – Proverbios 3:19-20