Este tema de una exposición de filosofía retoma una de las grandes preguntas hechas por el ser humano. Y halla una prolongación actual en los debates más diversos de las sociedades concernientes a la verdad científica, histórica, judicial, periodística, etc.

Se discute sobre el carácter absoluto o relativo de la verdad, sobre la necesidad o el peligro de conocerla. Pero sin duda todos coinciden en que es necesario hacer un gran esfuerzo para encontrarla.

¡La respuesta de la Biblia puede sorprendernos! En el versículo citado hoy, Jesús declara: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”. Más que un concepto, la Biblia presenta la verdad como una Persona, una Persona divina.

Al principio esta respuesta puede parecer desconcertante, pero nos da una gran tranquilidad. Podemos acercarnos al Creador de todo lo que existe por medio de la oración y la lectura de su Palabra. Entonces aprendemos a conocer a Jesús. Él es el camino que nos revela a Dios como un Padre que nos ama. Él es el Verbo que se hizo carne y vivió entre los hombres, para revelarnos la verdad, para mostrarnos quién es él y quiénes somos nosotros. Esta verdad nos habría condenado si no estuviera acompañada por la gracia divina. La gracia y la verdad en Jesucristo son la respuesta de Dios Padre a las profundas necesidades de los seres humanos. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36). “Nadie viene al Padre, sino por mí”, dice Jesús.