La Buena Semilla: Jueves 4 Enero
Jueves
4
Enero
He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida… porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.
Isaías 38:17
Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado.
Salmo 130:4
Volver a casa
Leer Lucas 15:12-32

Hasta ese momento quizá no lo hubiese dejado entrever, pero un día este joven, comúnmente llamado «hijo pródigo», dijo a su padre que quería partir y vivir su vida como mejor le pareciese. Esta es la imagen de todo hombre que huye de Dios.

¿A dónde fue? A una “provincia apartada”. ¿Qué hizo? Vivió perdidamente. Malgastó todo lo que tenía y arruinó su alma. Luego tuvo que hacer los trabajos más despreciables para poder sobrevivir. Tenía hambre, pero nadie le daba de comer. Los obreros de su padre tenían comida en abundancia, y él moría de hambre.

¿Era demasiado tarde para volver a casa? No, el joven reflexionó y pensó en lo que diría a su padre. ¿Tenía la más mínima excusa para que lo perdonase? Ninguna, y ni siquiera la buscaba. ¡No merecía nada! Pero, ¿y si su padre lo aceptaba como trabajador? Entonces se levantó y volvió a casa.

Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio, y movido a compasión corrió hacia él, se echó sobre su cuello y lo cubrió de besos. “Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo” (Lucas 15:21). Como respuesta, el padre abrazó a su harapiento y escuálido hijo, y ordenó a sus siervos: “Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies” (Lucas 15:22).

Si usted se ha alejado de Dios, no espere más, ¡vuélvase a él! ¡Será recibido como ese hijo!

Génesis 4 – Mateo 4 – Salmo 3 – Proverbios 1:20-23