La Buena Semilla: Lunes 17 Junio
Lunes
17
Junio
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
1 Juan 1:9
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
1 Juan 2:1
Aborrecer el mal que cometo

«¡Señora, todavía no soy de Jesús!», dijo una mujer que fue a ver a una misionera. El día anterior había reconocido sus pecados y había puesto su confianza en Jesucristo. Pero esa mañana, muy triste, tomó la mano de la misionera y le dijo: «Todavía no he sido liberada. No he cambiado mi vida. Sigo siendo la misma. Cometo los mismos pecados. ¡Hoy volví a robar pan!».

¡Así que un día después de su conversión esta mujer volvió a robar! Lo lamentaba mucho y ya no podía considerarse como una cristiana. Entonces la misionera le preguntó:

–Antes, cuando robabas, ¿estabas así de triste?

–No, en absoluto, dijo ella. Cuanto más robaba sin ser vista, más orgullosa me sentía de mí misma.

–Eso quiere decir que no eres la misma de antes. Realmente has cambiado, porque ya no estás orgullosa de haber robado; al contrario, estás triste. Esto se debe a que has sido lavada de tus pecados y has recibido una nueva vida por el Espíritu Santo. Él es quien ahora te recuerda que debes rechazar tu pecado. Ya no puedes vivir en el mal y practicarlo como una costumbre. Hoy has pecado, has sucumbido a la tentación. ¡Vivir en el pecado y cometer un pecado son dos cosas diferentes!

Entonces la mujer confesó su pecado a Dios. Una vez perdonada, encontró fuerzas en Dios para hacer el bien, para ser fiel al Señor. Un día dijo: «El pecado que antes practicaba sin escrúpulos, ahora me entristece».

por Annie Skau

Levítico 26 – Efesios 5 – Salmo 71:19-24 – Proverbios 17:15-16