La Buena Semilla: Viernes 28 Junio
Viernes
28
Junio
(Jesús dijo:) En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Juan 14:2
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios.
1 Juan 3:1
¿Se comporta como una visita o como hijo?

Estaba esperando la visita de alguien. A la hora señalada, la persona llamó, le abrí la puerta y la conduje al salón, en donde charlamos un rato tomando un café. Mientras tanto, escuché que alguien abría con su llave la puerta de mi casa. Era mi hijo, que regresaba del colegio. Dejó sus cosas en su habitación, fue a la cocina, abrió la nevera y se acomodó para comer algo. Luego iba y venía en la casa, cantando, abriendo y cerrando puertas. Se sentía en casa: ¡estaba en su casa!

Después de un rato, mi invitado se despidió. Lo acompañé a la salida y cerré la puerta tras él. Vive en otro lugar, no tiene la llave de mi casa y no viene sin avisar.

Esto me hizo pensar en el inmenso contraste que hay entre una visita y un hijo de la casa. El visitante estuvo un rato y luego se fue, pero mi hijo vive en la casa, tiene sus cosas aquí, entra y sale cuando quiere.

Cristianos, por la fe en Jesucristo tenemos un lugar privilegiado como hijos junto a Dios nuestro Padre. El cielo, su morada, es nuestra casa, nuestro hogar. Jesucristo es la llave que nos da acceso a él, a la casa y a sus recursos, en cualquier hora del día o de la noche. ¿Vivimos como visitantes o como hijos de la casa? ¿Hacemos visitas ocasionales a nuestro Padre o entramos con confianza en su presencia? ¿Disfrutamos de la atmósfera de su casa, de la paz y del amor que reinan en ella? ¿Es allí donde descansamos y nos sentimos en casa?

Números 10 – 2 Timoteo 4 – Salmo 77:10-20 – Proverbios 18:8