Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
La fe es el fundamento de la vida cristiana, de principio a fin. Somos justificados por la fe, y vivimos por la fe; estamos de pie por la fe y caminamos por la fe.
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Creer es confiar plenamente en la infalibilidad y la fidelidad de Dios, considerar cada palabra que sale de su boca como verdadera, más que cualquier cosa percibida por el hombre.
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Confiar en Dios no es lo mismo que confiar en las bendiciones de Dios. No necesito fe para disfrutar las bendiciones, pero para confiar en Dios es necesaria la fe. Por lo tanto, para ejercitar mi fe y aprender a confiar solo en él, Dios puede quitarme uno o más de sus dones en los cuales me apoyaba.
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Lo que importa no es la grandeza de nuestra fe, sino la grandeza de Aquel en quien ella descansa.
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La fe hace que el futuro esté presente y que lo invisible sea visible.
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Una fe probada es una fe fortalecida.
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Dios nunca considera la fe demasiado atrevida.
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La fe siempre tendrá la última palabra.
Levítico 27 – Efesios 6 – Salmo 72:1-11 – Proverbios 17:17-18
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