La Buena Semilla: Viernes 4 Octubre
Viernes
4
Octubre
Desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo.
Efesios 4:25
La verdad y la mentira

«No es fácil decir la verdad, pero siempre es liberador». Esto declaró el abogado de un criminal que acababa de admitir su culpa, tras meses de negarse a decir la verdad. La conciencia siempre es un invitado molesto cuando tenemos algo de qué avergonzarnos. Nos atormenta, aunque no nos guste, reprochando nuestros malos actos o pensamientos. Confesar los hechos, si es posible directamente a las personas afectadas, es el primer paso hacia la paz. Declarar sus malos hechos ante la justicia humana también puede aliviarnos.

Pero lo que libera completamente la conciencia es confesarlos ante el juez justo: Dios. Ante la justicia humana debemos aceptar la sentencia. Ante Dios, la Biblia nos dice que “si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).

¿Cómo puede Dios ser justo perdonando los pecados que confesamos? Un pecado acarrea un juicio y una sentencia apropiada. Para poder perdonar a los culpables, Dios hizo caer sobre su Hijo Jesucristo el castigo que nosotros merecíamos por nuestros pecados. Él sufrió la condena en nuestro lugar, murió en la cruz por nosotros. Confesar nuestros pecados a Dios es reconocer la realidad de nuestra condición. Entonces podemos creer en el Señor Jesús y aceptarlo como nuestro Salvador. Esto nos libera de nuestra culpa. Y aún más, Dios nos da una nueva naturaleza que ya no está bajo la presión del mal. Es liberada de la esclavitud del pecado. Es libre para hacer el bien, y tiene la capacidad de hacerlo.

Amós 8-9 – Judas – Salmo 110 – Proverbios 24:19-20