La Buena Semilla: Sábado 26 Octubre
Sábado
26
Octubre
Vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente.
Lucas 22:61-62
Mirad bien, no sea que… brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.
Hebreos 12:15
La amargura (4)

– Simón Pedro era un discípulo de Jesús. Cuando el Señor anunció a sus discípulos que iba a ser crucificado, Pedro afirmó que estaba dispuesto a ir con él hasta la muerte. Sin embargo, cuando Jesús fue traicionado por Judas y llevado para ser juzgado, Pedro se acobardó frente a los que le acusaban de haber estado con Jesús (Lucas 22:56-60). Tres veces aseguró que no lo conocía. El canto del gallo, anunciado por Jesús, lo devolvió a la realidad. Una mirada tierna de su Maestro rompió su corazón, y Pedro lloró amargamente por su falta. Pero Jesús se ocupó de restaurarlo. En el libro de los Hechos encontramos a Pedro lleno de celo por su Señor.

¿Estamos afligidos y llenos de amargura debido a las adversidades de la vida? Un duelo, una enfermedad incurable, una separación, la incomprensión de los demás… Nos parece inexplicable, o incluso injusto, y la amargura nos invade: «¿Por qué yo?». Si las albergamos, estas raíces “de amargura” pueden causar daños, como nos advierte la Biblia. ¡Eliminemos estas ideas antes de que echen raíces y den malos frutos!

La gracia de Dios ha sido el recurso para todos los creyentes en el pasado, y también es nuestro recurso hoy. Quizá tenemos amarguras secretas, como dijo Salomón: “El corazón conoce la amargura de su alma” (Proverbios 14:10). Mantengamos nuestra mirada puesta en Dios. Solo él puede aliviarnos, calmar las tormentas, aplacar las dudas y la rebeldía, ¡y liberarnos a su debido tiempo!

(fin)

Deuteronomio 20 – Juan 12:1-26 – Salmo 119:49-56 – Proverbios 26:7-8