La Buena Semilla: Martes 22 Octubre
Martes
22
Octubre
Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar.
1 Reyes 4:29
Un corazón grande

El nacimiento de mi primera nieta me produjo gran alegría. Y cuando mi hijo anunció la llegada de un segundo bebé, todavía había espacio en mi corazón para amar a dos nietos con la misma intensidad. ¡Cuando nació el tercero, aún había espacio en mi corazón!

La Biblia nos dice que durante el reinado de Salomón, el pueblo de Israel era muy numeroso, “como la arena que está junto al mar” (1 Reyes 4:20). Pese a ello, Salomón pudo amarlos a todos, porque Dios le dio un corazón tan amplio “como la arena que está a la orilla del mar”.

Quiero hablarles de un amor aún más grande: el de Jesucristo. Él ama a todas las personas, sean quienes sean. En el corazón de Jesús hay lugar para las personas de todo el mundo, mucho más que en el de Salomón o en el mío. “Al que a mí viene, no le echo fuera”, dijo Jesús (Juan 6:37).

¿Cuál es la prueba de su amor? La respuesta está en los evangelios. Cuando Jesús estuvo en la tierra no rechazó a nadie, ni rico, ni pobre, ni enfermo, ni sano. ¡Jesús se acercó a todos!

Tomó sobre sí mismo el juicio que nosotros merecíamos. Murió en la cruz, después de sufrir la ira de Dios contra el pecado, para que nosotros pudiéramos ser perdonados. Todo lo que debemos hacer es creer en él, reconocer nuestros pecados y aceptarlo como nuestro Salvador, para que Dios pueda perdonarnos y darnos la vida eterna.

“Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).

“Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros” (Efesios 5:2).

Deuteronomio 16 – Juan 10 – Salmo 119:17-24 – Proverbios 25:27-28