La Buena Semilla: Domingo 13 Octubre
Domingo
13
Octubre
He aquí mi siervo, a quien he escogido; mi Amado, en quien se agrada mi alma; pondré mi Espíritu sobre él.
Mateo 12:18
Jesús, siervo e Hijo de Dios

El evangelio de Marcos nos presenta a Jesús en su carácter de siervo, principalmente. Dedicado y compasivo, fue de un lugar a otro haciendo el bien y aliviando el sufrimiento de su criatura. Pero desde el principio Dios estableció la gloriosa identidad de este humilde siervo. Este evangelio contiene testimonios claros de su gloria como Hijo de Dios:

– Marcos 1:1. “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”. Dios Espíritu Santo destaca la gloria personal de Aquel de quien nos va a hablar.

– Marcos 1:11. En el momento en que Jesús acababa de ser bautizado, Dios Padre declaró desde el cielo: “Tú eres mi Hijo amado”.

– Marcos 9:7. Jesús fue a un monte alto y se transfiguró delante de sus discípulos. Moisés y Elías aparecieron, y Dios Padre volvió a decir: “Este es mi Hijo amado; a él oíd”.

– Marcos 14:61-62. El sumo sacerdote preguntó a Jesús si él era “el Cristo, el Hijo del Bendito”. Jesús simplemente respondió: “Yo soy”.

– Marcos 15:39: El oficial romano acababa de escuchar la gran voz de Jesús antes de morir. Impresionado, dijo: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”.

Jesús, siervo e Hijo de Dios, ¡qué humildad y qué gloria!

Las glorias de Jesús son de tres naturalezas distintas: personales, oficiales y morales. Su gloria personal es la de Hijo eterno de Dios, su propia naturaleza. Su gloria oficial, la del Mesías, del Rey de reyes, raramente se mostraba durante su camino terrenal. Pero su gloria moral no podía estar escondida: Jesús era perfecto en todo; era su carácter, lo que él era… esa gloria resplandeció en toda su vida.

Deuteronomio 7 – Juan 5:24-47 – Salmo 116:12-19 – Proverbios 25:8-10