La Buena Semilla: Jueves 9 Mayo
Jueves
9
Mayo
(Jesús) los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo. Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo.
Lucas 24:50-52
La ascensión de Cristo

Después de su resurrección, y durante 40 días, Jesús se mostró varias veces a sus discípulos y los preparó para su partida. ¡Qué consuelo para ellos verle y oírle nuevamente!

Pero llegó el momento para que los discípulos, fortalecidos por la presencia de Jesús, comenzaran su propio servicio. No estarían solos, pues antes de partir, el Señor renovó la promesa que ya les había hecho: “Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hechos 1:5; Juan 14:16). Para que todo quedase claro, el Señor volvió a explicarles su misión: “Me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

Como último gesto antes de su partida, Jesús levantó las manos al cielo y bendijo a sus discípulos; luego fue alzado al cielo y no lo vieron más. Los discípulos no querían apartar su mirada del cielo. ¿Su amado Maestro reaparecería? Dos ángeles se presentaron para tranquilizarlos y decirles: “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11). Ahora, por la fe, vemos al Señor sentado “a la diestra de la Majestad en las alturas” (Hebreos 1:3). Desde allí recibe nuestras oraciones, ora por nosotros y se compadece de nuestras debilidades (Hebreos 4:14-16).

Jesús no abandonó a los suyos cuando fue a su Padre. No olvidemos su promesa: “Estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).

Isaías 54-55 – Marcos 9:30-50 – Salmo 55:8-15 – Proverbios 15:5-6