La Biblia presenta la historia de Eliseo, un hombre que fue llamado para consagrar su vida al servicio de Dios. El llamado fue tan claro que Eliseo dejó todo para seguir al profeta Elías (1 Reyes 19:19-21). Pero al final del servicio de Elías, la fe de Eliseo fue puesta a prueba (2 Reyes 2:1-7). Muchos trataron de convencerlo para que dejara de seguir a su maestro, pues este le sería quitado. Mientras caminaban juntos, varias veces el mismo Elías trató de persuadirlo para que no se molestara en seguirlo, pero Eliseo no se dejó convencer, y siempre respondió: “No te dejaré” (2 Reyes 2:4). Y antes de que Elías fuese llevado por Dios, Eliseo pidió que “una doble porción” de su espíritu fuese sobre él (v. 9). Esta petición muestra su gran compromiso: solo pidió la capacidad para realizar su servicio.

Dios también preparó de antemano buenas obras para que nosotros las hagamos. Estemos atentos al llamado de Dios. Pablo animó a Timoteo, fiel servidor de Cristo, diciendo: “Te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti” (2 Timoteo 1:6). ¡Perseveremos! En una época en la que muchos abandonaban a Jesús, las palabras de Pedro muestran lo que le impulsó a perseverar: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68). El amor del Señor Jesús por nosotros y la salvación que nos da es la verdadera motivación del creyente. Este amor nos da una verdadera razón para seguirle.